Al entrar un nuevo año llega a tu mente la necesidad de hacer planes, el entusiasmo por escribir la tradicional lista de propósitos y hacerte promesas para cambiar lo que no funciona y mejorar y optimizar lo que te ha resultado.
La renovación es una necesidad natural que surge cada vez que hemos alcanzado una meta o cerrado un ciclo, pues sentimos que debemos emprender nuevos planes como una forma de sabernos productivos, activos, vivos.
Con el año nuevo, la renovación se convierte en una emoción que te motiva a trabajar para alcanzar esa nueva meta, cualquiera que sea: laboral, familiar, emocional o espiritual.
Lo importante es asirla y sacar provecho de esa emoción para lograr ese nuevo propósito.
Centrarte en la renovación y nuevas metas
Sin embargo, el mayor problema está en que, a pesar de plantearte nuevos y grandes propósitos, ocasionalmente los alcanzas. Sueles empezar algo con mucho entusiasmo, pero, pasado un tiempo, lo dejas.
Aquí entra el factor autosabotaje, proveniente del ego, que no te permite avanzar hacia donde te lo has propuesto.
Siempre encuentras las excusas para abandonar el plan y desviarte de la meta, lo que sin duda te hará acumular una que otra frustración, y en la mente la sensación de tener algo pendiente.
Aquí, lo mejor es hacer de la constancia el hábito necesario para alcanzar esa nueva meta.
Tener consciencia de que cada uno de los propósitos que te planteas como una forma de renovarte, depende 100% de ti.
Y recuerda, el plan no tiene que cumplirse estrictamente. Si te das cuenta que existen otras formas para lograr tu objetivo o replantearte el plan, también es válido. No te sobreexijas porque esto también es una forma de sabotearte.
Renovación desde adentro
Los propósitos del nuevo año suelen centrarse en aspectos económicos: comprar un apartamento, cambiar de carro; de crecimiento profesional: aprender un nuevo idioma; o personales: viajar, bajar de peso, comer sano.
Pero pocas veces pensamos en la renovación interna, en mejorar como seres humanos, en tener más empatía, ser solidarios con el prójimo, ayudar a quienes lo necesiten, y mucho menos pensamos en cambiar parte de los sentimientos.
Una de las razones de este “olvido” es que se requiere más que hábitos, trabajo duro o ahorrar y hacer sacrificios de cualquier tipo, y sí una introspección que precisa de autoconocimiento, aceptación y determinación para asumirlo.
Comenzar con el año nuevo
Pero, si has notado que necesitas una renovación, el primer paso es reflexionar acerca de aquello que precises cambiar en tu vida; y no se trata de renunciar a hacer las cosas que haces, sino a hacerlas con mejor disposición para optimizar los resultados.
El año nuevo es la ocasión ideal para mirarte y renovarte internamente, como una manera de mejorar tu actitud y con ella el resultado de tus propósitos.
Algunos tips para que te renueves
Busca el mejor lado de lo cotidiano
A pesar de llevar una rutina, cada día surgen nuevos retos, trata de no ver en ellos un problema, sino de encontrar oportunidades para tu crecimiento personal o profesional.
Sé la primera en hacer
No es suficiente con desear algo, es necesario hacer para alcanzarlo, y por lo general se requiere de esfuerzo; entonces, sé la primera en hacer lo que sea preciso para lograrlo.
Quedarse en el deseo es el primer paso para abandonar el propósito.
Medita todos los días
La meditación es una práctica que oxigena las células del cuerpo, ayuda a aclarar las ideas y los pensamientos y te mantiene alejada del estrés; lo que te hará más saludable y con mejor disposición para asumir tus tareas diarias.
Recuerda que renovarse forma parte de un proceso integral en el que mente, cuerpo y espíritu participan como un todo.
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