Uno de los deseos más comunes entre las personas es tener una vida de abundancia.
Son comunes los anhelos de vivir bien, tener todas las necesidades básicas cubiertas, asegurar el futuro propio y el de los hijos, y también contar con los ingresos suficientes para viajar, divertirse y comprar objetos materiales que den satisfacción.
No hay nada de malo en tales deseos, por supuesto. Sin embargo, es importante que te preguntes dónde estás centrando tu atención cuando quieres lograr abundancia en tu vida.
O dónde estás enfocando tu energía cuando posees dinero y bienes materiales, pero sigues siendo infeliz.
La abundancia y tú
El primer error cuando se quiere atraer abundancia es pensarla como un objetivo a alcanzar con el máximo de sacrificio y sufrimiento, o como una meta a la quieres llegar solo repitiendo diariamente una frase vacía.
Bajo esta percepción no te detienes a mirar hacia ti, a identificar cuál es tu genuina visión de una vida de abundancia, cuáles son tus creencias y actitudes con respecto al dinero y al bienestar.
Esto no solo ocurre con respecto a la abundancia. En muchas situaciones de la vida sucede que atendemos la consecuencia y no la causa que origina lo que está sucediendo. ¿Te ha pasado?
La percepción de la abundancia
Todos estamos hechos para la abundancia, pero no a todos les resulta fácil obtenerla, ¿por qué?
Por la percepción que tienes sobre la realidad y los pensamientos e imágenes que construyes a partir de esa mirada. Estos son los que producen en ti una visión de plenitud y tranquilidad o una de pérdida y sufrimiento.
La clave para cambiar de percepción está en preguntarte qué de ti está influyendo en cómo percibes todo lo que está afuera. Cuáles miedos, creencias y pensamientos están en tu inconsciente y te limitan.
Analiza si:
Tienes una visión clara de lo que para ti significa la abundancia.
Concibes el trabajo como sinónimo de sacrificio y sufrimiento.
Te quejas constantemente porque no obtienes lo que deseas.
Te sentirías en paz y plenitud aunque perdieras todo lo material.
Tus relaciones con los demás son problemáticas.
Piensas solo en hacer dinero y no en cómo puedes entregar más valor a la gente que necesita de tu trabajo para resolver un problema.
Culpas a factores externos o a otras personas de lo que te pasa.
Te comparas frecuentemente con otros que “tienen más que tú”.
Buscas el reconocimiento de otros exhibiendo tus bienes materiales.
La abundancia está en tu esencia
Después que realizas el autoanálisis e identificas y aceptas el origen de tus limitaciones con respecto a la abundancia, puedes empezar a percibir con más conexión con tu esencia. Vas dejando atrás todo lo que no te da paz.
La consecuencia es que te sientes abundante, te sientes en plenitud con lo que haces. No percibes el trabajo como una carga de dolor y sufrimiento; empiezas a disfrutar más cada día de tu vida porque la estás viviendo como verdaderamente quieres.
En este estado puedes atraer más o menos dinero o bienes materiales a tu vida, pero independientemente de lo mucho o poco que sea, estarás en paz.
Disfruta la abundancia cada día
¿Ser abundante no es acaso sentirte en armonía y encarar con alegría la oportunidad que tienes de estar en este mundo? Piénsalo.
La abundancia es el reflejo de tu estado interno. Cambia tu percepción, deja a un lado la queja y la exigencia.
Da paso al asombro diario de estar aquí y vivir un día más dando lo mejor de ti y recibiendo todo lo que se te ofrece.
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