La relación contigo mismo es la más importante que puedes mantener en tu vida. Nace y muere con el cuerpo en el que estás y determina tu relación con los demás.
Recuerda, de la manera en que te tratas a ti es como tratas a las personas con las que te relacionas.
Entonces, considera que proyectar y brindar amor, armonía y establecer relaciones sanas con los demás pasa por descubrir qué tipo de relación tienes contigo misma.
Además, pasa por identificar cómo puedes mejorarla cada día.
Es decir, cómo puedes encontrar formas más amorosas de relacionarte, sin tanta crítica, exigencia y juicios hacia ti y hacia los demás.
En la relación contigo mismo tú eres la prioridad
En la lista de prioridades tú debes estar en la cúspide, pues en la medida en que te atiendas tendrás mejor autoaceptación y autoconfianza.
Sin duda, trabajar estos dos aspectos redundará en una mejor relación contigo misma.
Entonces, no tengas miedo al qué dirán cuando seas tú la que cuides de ti misma, te consientas y elijas evitar los sufrimientos.
Mejorando la relación contigo mismo
Algunas actitudes son claves para mantener una buena relación contigo mismo.
Pero, eso pasa por tomar consciencia tanto de tus decisiones como de los actos donde estás involucrada emocionalmente. Esto ocurre en la mayoría de las cosas que haces cada día, entonces, presta atención a lo que puedes hacer.
Sueña y ponte metas
Muchas veces no tienes tiempo de soñar, ni mucho menos de emprender acciones para alcanzar tus sueños.
Piensa que sí es posible una vida distinta para mejor, atrévete a tenerla.
Si te aferras a lo que tienes sin soñar en un progreso, en un cambio para bien, quedarás atrapada en el conformismo.
Igualmente, llegarás a sentirte vacía y con depresión, pues los sueños son la motivación y el impulso para alcanzar paso a paso cada una de tus metas.
Permítete disfrutar
Vence el temor al qué dirán, experimenta y siéntete libre.
De esta manera, mejorarás la relación contigo mismo, pues podrás disfrutar de los momentos contigo haciendo lo que te da satisfacción.
También disfruta las pequeñas cosas, a solas contigo o en compañía de otros.
Por ejemplo, un poco de tiempo libre, una siesta, un café con tus amigas, una escapada de fin de semana o cualquier otra actividad que te saque de la rutina.
Eso sí, entrega el 100 por ciento en todo lo que hagas, así sea una actividad que te tome pocos minutos.
Así, te sentirás renovada y con ganas de continuar y de asumir todos los retos que te presenta cada día.
Aprende de cada error
Ten presente, en cada error, cada caída y cada fracaso hay una lección.
Entonces, toma en cuenta que aquello que aprecias como equivocación será un aprendizaje con el que ganarás más consciencia a la hora de tomar decisiones.
Luego, en el caso de las relaciones, entiende que no debes culparte por aquellas que no han prosperado.
Piensa que cada una de ellas es una experiencia que te ha mostrado algo sobre ti misma que te ha dado una enseñanza.
Con este aprendizaje incorporado a tu vida, mejorarás la relación contigo misma y, por tanto, con los demás.
Ten paciencia y tolerancia
Los procesos de aceptación toman tiempo, hace falta entrenar tu mente y practicar a diario para llegar a reconocerte en la esencia de lo que eres.
Entonces, ponte en marcha hacia el autoconocimiento, hacia los cambios que quieras hacer en tu vida, pero sé paciente, amorosa y tolerante contigo misma.
En ese proceso, acepta también lo que te funciona y te hace feliz, mantenlo con beneplácito y satisfacción.
Por último, ámate, toma la responsabilidad de darte amor. No les des a otras personas esa tarea.
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