En una relación de pareja, familiar o de amistad no puedes conformarte con recibir migajas de amor.
La reciprocidad tiene que existir porque de otro modo la relación se tornará tóxica, con alguien siempre dominador, mientras que la otra persona se arrastra esperando las sobras que le lance el tirano.
El miedo te lleva a aceptar migajas de amor
Cuando una de las partes, por aferrarse a la relación, soporta los maltratos de la otra solo para obtener una pizca de atención, su autoestima se hace cada vez más pequeña.
Con la autoestima golpeada, se le hace cada vez más difícil tomar una decisión que cambie el estado de la relación.
Lo que da lugar a este escenario es el miedo: a perder al otro, a no ser feliz si te quedas sola, a no encontrar nunca más a una persona a quien amar.
Esos miedos provienen de tus creencias, de tus pensamientos inconscientes, y no tienen fundamento en la realidad. ¡Por supuesto que puedes ser feliz aun alejándote de quien te da migajas! ¡Mereces todo el amor, no solo una porción!
Date cuenta de que recibes migajas de amor
Las migajas te permiten sobrevivir, pero ¿cómo te sientes con lo que recibes? ¿Eres feliz, te sientes en paz, no albergas sentimientos de culpa ni miedos? ¿Te gustaría vivir plenamente en lugar de sobrevivir?
Muchas veces no eres consciente de que recibes solo sobras en una relación. Sucede por haberte acostumbrado a sentirte pequeñita al punto que crees merecer lo poco que recibes a pesar de lo mucho que das.
Entregar amor sin expectativas es diferente a amar aceptando ofensas y desprecios. Es distinto a aceptar que no te valoren y a vivir en la desdicha.
Si la otra persona no quiere dar amor a tiempo completo, pues entonces debes aceptar que no quiere lo mismo que tú y tienes que asumir la responsabilidad de decidir por tu paz y bienestar.
La responsabilidad de no aceptar migajas de amor
Cuando te das cuenta de que solo recibes las sobras de la otra persona, llega el tiempo de decidir.
Puedes intentar hablarlo y juntos discutir si quieren lo mismo y si es posible que cambie el desbalance en la relación. O decidir separarse un tiempo y ver qué sucede, o alejarte de una vez por todas.
En cualquiera de las opciones que escojas recuerda que eres tú quien importa; tómala con la responsabilidad asumida de amarte y valorarte a ti misma y no conformarte con migajas de amor.
No pongas la atención en la otra persona, sino en ti, en si estás siendo congruente contigo misma y con tu deseo de ser feliz.
Cuídate de entregar migajas de amor
Si estás del otro lado, si eres tú quien da migajas de amor, con honestidad responde por qué no estás dando lo mejor de ti a quien dices amar.
No lo hagas para sentirte culpable, sino para hacerte responsable y tomar la decisión de alejarte porque solo estás haciendo sufrir a la otra persona, y esta situación tampoco te da paz.
Hay mucho más que migajas de amor
Es clave que entiendas que hay mucho más para ti que las migajas de amor que esperas con ansias recibir de otra persona.
Sé sincera contigo misma para que surjan y aceptes tus miedos y culpas más profundas, pero también tu amor propio. Este te hará ver que puedes tener estabilidad, tranquilidad y felicidad sin aferrarte a la persona que te ama a tiempo parcial.
Se trata de ti, de que seas capaz de trabajar en tu independencia emocional, en no conformarte con una relación en la que no te sientes bien por el miedo a quedarte sola.
Solo tú puedes decidir por tu paz, recuerda que tu felicidad depende de ti misma y te la mereces por completo.