La Navidad es la época más esperada del año, tanto por los niños como por los adultos. Es la ocasión en la que la familia y los amigos, aun en estos tiempos de limitaciones por la pandemia, encuentran la manera de reunirse para brindar, recordar, compartir y celebrar.
Si bien el origen de la Navidad es religioso, el ambiente es contagioso y en todos surgen sentimientos de alegría y felicidad por la unión y el reencuentro, aunque no seamos cristianos ni compartamos la celebración del nacimiento de Jesús.
Es entonces la ocasión para hacer una introspección y practicar el perdón, con los demás y contigo misma; una manera de sanar, soltar, dejar fluir y buscar la reconciliación con quienes te rodean.
Perdonar y ser mejores
El perdón es una forma de liberarte de la carga de dolor y juicios hacia quienes te hicieron daño, hirieron u ofendieron. No se trata de olvidar, sino de pasar la página recordando sin que te duela.
Es tener consciencia de que no sirve de nada vivir con rencor o resentimientos.
Perdonar es una forma de liberarte emocionalmente y de prepararte para un nuevo despertar, en armonía contigo misma y con quienes te rodean. Es la oportunidad de limpiarte y darle paso a otros sentimientos.
La renovación de los sentimientos pasa por perdonar, por superar las circunstancias que te hicieron sufrir, agradeciendo lo vivido como parte de un aprendizaje y cumpliendo contigo misma la promesa de procurar ser feliz, buscar la paz interna y proyectar bondad y honradez.
Sanar y procurar la renovación
Perdonar también representa una forma de sanar desde tu interior, pues el rencor, los sentimientos negativos y las rencillas internas van opacando tu vida, la alegría y la intención de ser mejores.
Quien vive aferrado a la venganza, a buscar la forma de hacer daño o sigue rumiando la rabia y el rencor, difícilmente tendrá intenciones de avanzar emocionalmente o de sanar internamente.
Viviendo en el odio o encono solo se proyecta una vida gris, enfocada en lo negativo y en la espera de ver caer al otro para regocijarnos en su dolor, lo cual tampoco nos asegura la felicidad.
Enfócate en el perdón
El perdón también incluye la reprogramación de tus pensamientos.
Si eres honesta, podrás reconocer cuando aún no has perdonado y comenzar a trabajar con paciencia el perdón. Con esta actitud también te ayudará a encontrar una enseñanza en eso que te afectó.
El rencor te mantiene anclada al pasado y reviviendo y repasando ese sentimiento oscuro, lo que hará que te sientas triste y enojada, dejando pasar momentos diferentes que pudieras vivir en felicidad.
Vive el presente de forma sana, armoniosa y en paz, contigo y con los demás; dale valor a lo que vives en el presente y enfócate en el bienestar que sentirás al perdonar; será una sensación de sanación y tranquilidad.
Aceptar y liberar
Al perdonar estás aceptando lo vivido, a pesar del daño que te causó, pero estarás dando paso a la liberación, lo que hará que no sientas rencor, dolor u odio al recordarlo, y pronto, tu mente dejará de traerlo al presente.
Aprovecha la época decembrina para hacer esa “limpieza” emocional tan necesaria, permítete avanzar en sentimientos sanos, y concédete la oportunidad de buscar nuevas metas apoyadas en el amor y el perdón.
Tu mente y tu cuerpo te lo agradecerán.