En el camino espiritual que has escogido para lograr tu plenitud, podrías caer en la trampa del ego espiritualizado.
Esta trampa te hará creer que eres superior a los demás porque estás practicando la espiritualidad.
Te hará pensar que tienes la razón y la verdad, que tienes más capacidad y eres una persona que ha sido escogida para recibir un mensaje o para tener una conexión especial con el Universo, ser superior o fuente de creación.
Todo esto proviene de tus propias carencias y necesidades, de una forma de pensamiento mediada por juicios y expectativas que te lleva a alejarte de los pensamientos, emociones y comportamientos amorosos.
El ego espiritualizado al acecho
Quizá en esa búsqueda que emprendas para deshacer el ego y sentirte mejor interna y espiritualmente, también estés alimentando el ego espiritualizado, sin estar muy consciente de ello.
Vivir otras experiencias que te lleven a ver el panorama de manera diferente a los demás, mediante meditaciones, orientaciones espirituales, conferencias de especialistas en superación personal, puede ayudar.
Sin embargo, nada de eso servirá si en la práctica domina el ego espiritualizado, ese que te hace sentir que estás por encima del entorno, superior al resto, con una visión diferente y por tanto mejor que la de tus semejantes.
Un ego espiritualizado también te ciega
La práctica de la espiritualidad y la exploración de tu yo interno te estimulan a cambiar la forma de ver las cosas; puedes enfrentar la vida de otra manera, ver los problemas de manera diferente y por tanto con más claridad para asumirlos.
También pueden darte herramientas para siempre tener buena cara en los malos tiempos, pero esa abundancia de espiritualidad puede llevarte a juzgar, a pensar que el resto de la gente te necesita y que su visión de las circunstancias siempre es errada.
Es una abundancia aparente porque en el fondo esconde miedos y carencias sobre ti misma que proyectas en tus relaciones.
Esto te hace pensar en lo mal que están los demás, mientras tú estás bien refugiándote en tu espiritualidad y en la búsqueda insaciable de más orientación, más información, más herramientas que te hagan sentir superior.
Evita caer en la espiral del ego espiritualizado
La plenitud de la espiritualidad debe superar al ego espiritual, y reconocerlo es una tarea que debes asumir para evitar que te supere, que marque el curso de tus acciones y que expreses constantemente esa necesidad de ayudar al resto “porque ellos están mal”.
La estabilidad del ego espiritual está en la aceptación de lo que eres ante los demás, de asumirte desde el interior, aun cuando sientas que has crecido y tienes más fortalezas y mejores formas de experimentar la vida.
Dominar el ego espiritual está en hacerte casi transparente frente al resto, siendo solidaria, empática y compasiva con quienes buscan esos sentimientos, y no con quienes pienses que están mal y quieras ayudar porque sí.
Una transformación de acción para el ego espiritual
Muchas veces vas por la vida repartiendo consejos, haciendo declaraciones de positivismo y mostrando una cara espiritual frente a problemas ajenos, pero internamente sufres por no poder manejar tus propias batallas.
Piensas que juzgando y señalando lo errado que están los demás frente a sus problemas, estás ayudando, pero no estás consciente de que también estás equivocada porque te domina el ego espiritual.
La verdadera transformación del ego espiritual está en tu fortaleza interior para controlar esa necesidad de aportarle al otro, porque como necesidad, en el fondo es una carencia propia.
Tu gran aporte consiste en estar al lado de otras personas sin creerte líder, en ser comprensiva, darte y dar amor desde la humildad, de forma casi inadvertida y sabiendo identificar el momento oportuno.