Una de las diferencias más obvias entre las relaciones tóxicas y las relaciones sanas es que las primeras te mantienen en un estado de sufrimiento.
El sufrimiento en las relaciones tóxicas de cualquier tipo – de pareja, familiares, laborales y de amistad - se expresa de diversas formas: en enojo, tristeza, ira, celos, apego, necesidad de control, resentimiento.
En las relaciones sanas, en cambio, los límites están definidos, cada una de las partes valora a la otra y ambos son capaces de recibir y dar amor.
Características de las relaciones tóxicas
Puedes reconocer una relación tóxica por las siguientes características:
Las emociones y acciones no son valoradas.
Expresarse no es válido, la comunicación está rota.
Incapacidad de enfrentar los problemas, las partes no asumen su responsabilidad.
Una de las dos partes mantiene una continua exigencia sobre la otra. Puede suceder que esta exigencia sea mutua.
Existe una víctima o un victimario, roles que pueden invertirse dependiendo de las situaciones.
Prevalecen la culpa y el deseo de venganza.
No existe confianza.
Predominan los juicios, señalamientos y expectativas.
Características de las relaciones sanas
Puedes identificar las relaciones sanas porque se caracterizan por:
La existencia de una buena comunicación, ambos se escuchan y se expresan sin temor a ser juzgados ni descalificados.
La capacidad de solucionar conflictos, enfrentándolos con sinceridad.
La confianza mutua.
Los límites son sanos, cada parte respeta su propia individualidad y la de la otra persona.
Ambos entienden que la responsabilidad de ser feliz empieza por sí mismos.
No existen señalamientos por los errores pasados ni desconfianza y temor por lo que está por venir.
Ninguno quiere cambiar al otro, ni pretende que la otra persona actúe según la imagen o expectativa que tiene de ella.
Las dos personas quieren lo mismo: estar en la relación porque es su deseo, no porque tienen la necesidad de llenar un vacío.
Las relaciones tóxicas comienzan contigo
Si estás involucrada en una relación tóxica estás demostrando un profundo desconocimiento de ti misma.
Si te conocieras, no aceptarías migajas de amor. Sabrías lo que quieres en una relación, serías consciente de lo que puedes dar y estarías preparada para recibir sin expectativas.
Igualmente, aprovecharías cada situación de dolor o experiencia confrontadora para aprender y crecer, para descubrir y reconocer lo que está oculto en tu interior que te lleva a experimentar la toxicidad en tus relaciones.
¿Cómo puedo tener relaciones sanas?
Haciéndote responsable de tu propia felicidad
No esperes que la otra persona te quiera, respete y valore si tú no lo estás haciendo contigo misma. Tú eres la única responsable de darte amor y de ser feliz, no pretendas que el otro llene el vacío que tú misma estás dejando en ti.
Dedicándote tiempo
Dedica tiempo a observarte y conocerte. Toma tiempo para estar contigo misma, para ser consciente de tus pensamientos y emociones. También para reflexionar cómo los has proyectado al exterior y cómo te afectan y afectan tus relaciones.
Percíbete, trátate con amor y agradece por tu vida. Solo tú puedes hacerlo, necesitas decisión, esfuerzo y constancia.
Dando sin esperar nada a cambio
Conócete y ámate; verás como de forma natural vas a amar a los demás sin condiciones y sin esperar nada a cambio.
No pretendas ser perfecta, no te lo exijas ni se lo exijas a otros. Solo da lo mejor de ti desde ahora mismo y desde donde estás hoy sin herir, lastimar ni forzar a los demás.
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