Uno de los temas que históricamente ha sido controversial y motivo de tabú es el del sexo, o, dicho de otra manera, el de la sexualidad, bien por razones religiosas, familiares, conservadoras, que han hecho que hablar sobre esto resulte incómodo.
Lo cierto del caso es que en muchas ocasiones esa falta de tratar el tema, o de hablarlo desde el ámbito restrictivo, considerar que expresar libremente tu sexualidad pueda ser punitivo, te lleva a silenciar y a pasar la página sin tocar aspectos relevantes.
Esos aspectos relevantes pueden incluso estar relacionados con tu orientación sexual, referida al sexo hacia el cual sientes atracción por otra persona desde lo emocional, sexual, romántico y afectivo.
Sexualidad sin culpas ni miedos
Sin duda, muchas veces tenemos una idea condicionada de cómo vivir la sexualidad, debido, entre otros factores, a las enseñanzas del hogar, los medios de comunicación y la influencia de quienes nos rodean (amigos, profesores, padres, otros familiares).
Sentir culpa por tener una sexualidad plena inhibe tus emociones y perjudica directamente el acto, de allí la importancia de tener consciencia que no se trata de algo pecaminoso ni bochornoso, sino de un hecho natural que debes disfrutar.
Los miedos, las inseguridades y la culpa son sentimientos que afloran debido a que no hay una conexión directa entre lo que quieres sexualmente, lo que estás dispuesta a dar y lo que verdaderamente estás aceptando de la pareja.
Sexualidad y armonía interna
Lo primero que debes reconocer internamente es que eres un ser humano que habita un cuerpo físico, pero también eres un ser mental y espiritual.
Tus creencias, percepciones, aprendizajes y costumbres están relacionados con las emociones y todo eso se va contigo a la cama y se arropa junto a la pareja, por lo que debes tratar de estar en ese terreno con la mayor distensión emocional posible.
Una sexualidad insegura, temerosa y llena de dudas o de repulsión se notará desde el primer día y te pondrá en un área de fragilidad y de negación, es decir, de excusas para evitar los momentos íntimos con la pareja.
Hablar de sexualidad
La falta de comunicación puede ser un factor que haga más difícil asumir esos miedos o inseguridades, lo mejor es hablar del tema con la pareja; sin embargo, debes tener una conversación abierta y profunda, sobre lo que te incomoda o te gusta.
Muchas veces se trata de no saber qué quieres durante el sexo, y el acto se convierte en una especie de movimientos de los que buscas salir lo antes posible, no importa si alcanzas o no el orgasmo.
Es importante definir e identificar qué te gusta sentir y que te hagan, pero también es necesario considerar qué quiere la pareja, cómo se siente, cuánto disfruta el momento, pues es un acto recíproco, y son temas que se abordan en una conversación.
Tal vez te dé miedo proponer algo atrevido por temor a lo que pensará tu pareja, pero es mejor que no te lo reserves, puede que quiera lo mismo que tú y simplemente no se ha dado porque nunca lo han traído a una conversación sincera.
Reconocerte para liberarte
Si tienes una preferencia sexual definida, cualquiera que sea, pero aún tienes miedo de revelarla por presión social, por miedo a sufrir las consecuencias de la homofobia, a pesar de lo abierta que son las nuevas generaciones, es preferible que la afrontes.
Lo primero es considerar que tu bienestar y felicidad deben estar por encima de los prejuicios, de donde quiera que provengan (padres, amigos, compañeros), abordar el tema en el momento adecuado y con las personas que más te interesen.
Cada quien tiene una situación particular, pero una vez que decidas dar ese paso sentirás la libertad y la confianza para poder realizar y vivir tu sexualidad plenamente.
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